Historia

El nacimiento de la Fundación Niños de los Andes está marcado por una dolorosa anécdota: En diciembre de 1973, Jaime Jaramillo presenció cómo una niña de la calle que se lanzó a recoger la caja de una muñeca caída de un carro, fue atropellada por un camión.

El corrió en vano a auxiliarla, pero la niña falleció en el acto y observó que la caja por la cual dio su vida la pequeña, estaba vacía.

Desde entonces, “Papá Jaime” , como lo llaman cariñosamente los niños de la calle, decidió luchar con todos los medios por la niñez desamparada brindándole atención médica, alimento, afecto y un lugar para vivir.

Este trabajo se inicia en la década del 70 y va siendo alimentado por un grupo de voluntarios, donde lo que prima es una relación de amistad y un sentido de ayuda filantrópico.

La primera sede fue una pequeña casa en la Perseverancia donde se albergaron 25 niños y niñas que eran atendidos por voluntarios y por la policía femenina de la estación quinta.

Lo que nació de un compromiso individual se transformó pronto en un reto institucional. y a partir de ese momento comenzó un proceso de construcción y consolidación de la institución.

Para alcanzar una mayor cobertura de atención, se abre una casa en el barrio San Cristóbal, donde se atienden los niños y niñas por espacio de seis años, desde 1988 a 1991. En ese tiempo era posible recoger los niños en riesgo en las calles y en los lugares donde se hallaban en situación de peligro.

Esas salidas nocturnas de Papá Jaime, evolucionaron en lo que se llamó “Patrullas de Rescate”, programa bandera de la Fundación. Paralelamente en 1988 se inician labores en la ciudad de Manizales con un trabajo con las personas que vivían en los basureros de la capital caldense y posteriormente se inaugura la Sede Girasoles.

Para la década de los 90, ya con una casa grande en Cajicá entregada en comodato por el ICBF, se inició una definición del Modelo de Atención y de los servicios prestados. Luego de dos o tres años esta sede se incendió y fue devuelta al ICBF. En el año 1993 se construyó la Sede La Esperanza en el Rosal con dinero proveniente de la Campaña AYUDATON liderada por 29 empresas muy importantes del país.

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Desde el 1995 la Fundación ha celebrado numerosos contratos de aportes con el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar ICBF en Bogotá, Manizales y otras ciudades del país.

En 1999 la Fundación asumió la participación en el "Proyecto de Fortalecimiento, Autoevaluación y Estándares de Calidad", liderado por la UNICEF, ICBF y las Fundaciones Restrepo Barco y FES, con el propósito de cualificar los procesos de protección en las instituciones concebidas para este fin.

Los resultados de este proceso se vieron reflejados en una mejor calidad en el servicio ofrecido a los niños y niñas en situación de calle. A finales del año 2000, la Fundación fue evaluada por primera vez por el ICBF bajo los parámetros de dichos estándares de calidad, hecho que le mereció una excelente calificación por parte de los entes organizadores.

A finales del año 2005 luego de un arduo proceso de implementación del Sistema de Gestión de la Calidad, se obtuvo la Certificación ISO 9001:2000 otorgada por el Instituto Colombiano de Normas Técnicas ICONTEC.

Por encargo de El Ministerio de la Protección Social, durante los años 2006 y 2007, la Fundación desarrolló un proyecto para la prevención, desestimulo y erradicación progresiva del trabajo infantil en 34 ciudades del país, que benefició a 2.950 niños y niñas y sus familias.

En el 2007 con el respaldo del ICBF, la Fundación hace parte de una Unión temporal con la ACJ y La Fundación Renacer para ejecutar el Proyecto “Bogotá Hacia una Ciudad Incluyente” financiado por la Unión Europea UE, para ayudar a la niñez desamparada en Bogotá, que benefició a 544 niños y 220 familias en situación de calle.

Las actividades se desarrollaron durante cinco años con el fin de disminuir el riesgo de que los NNA aborden la calle como hábitat de subsistencia bajo la modalidad de Centros de Acogida y Convivencia.

En el año 2001 se consolidó el trabajo de intervención con familias y la construcción de un Pacto de Convivencia que respondiera a la realidad institucional, bajo una perspectiva de género y de derechos como norte ético de la organización.

En 2003 se firmó el primer acuerdo de cooperación internacional con JICA, Agencia de Cooperación Japón, que durante tres años financió las Patrullas de Rescate y algunos talleres de capacitación en la Sede La Esperanza.

El mismo año la empresa francesa Schneider Electric se vinculó a un proyecto de Capacitación Pre laboral y vocacional financiando el taller de panadería.

En el año 2003 se abre la Sede St. Patrick, para el programa Residencia de Egreso, apoyada en gran parte por COTA Irlanda.

En el 2004 se abre el programa Centro de Emergencia y la Fundación ÉXITO con aportes de su socio francés CASINO, financió la dotación de la Sede Casacorazones, casa entregada en comodato por la Dirección Nacional de Estupefacientes.

De igual forma en ese año la Organización italiana XMAS Project de Milán, aportó el dinero para la compra de la casa donde funciona la Sede Albachiara.

El nacimiento de la Fundación Niños de los Andes está marcado por una dolorosa anécdota:

En diciembre de 1973, Jaime Jaramillo presenció cómo una niña de la calle que se lanzó a recoger la caja de una muñeca caída de un carro, fue atropellada por un camión.

El corrió en vano a auxiliarla, pero la niña falleció en el acto y observó que la caja por la cual dio su vida la pequeña, estaba vacía.

Desde entonces, “Papá Jaime” , como lo llamaron cariñosamente los niños de la calle, decidió luchar con todos los medios por la niñez desamparada brindándole atención médica, alimento, afecto y un lugar para vivir.

Este trabajo se inicia en la década del 70 y va siendo alimentado por un grupo de voluntarios, donde lo que prima es una relación de amistad y un sentido de ayuda filantrópico.

La primera sede fue una pequeña casa en la Perseverancia donde se albergaron 25 niños y niñas que eran atendidos por voluntarios y por la policía femenina de la estación quinta.

En el 2010 se construyó la casa Nuevo Amanecer, para adelantar un programa de niños en situación de abandono, maltrato y vulneración.

Es una casa de internado, en el campo, al aire libre donde se presta atención integral a sesenta y dos NNA entre o y 18 años.

En el 2012 En desarrollo de un Convenio pactado entre IDIGER, la Secretaria Distrital de Integración Social y la Fundación Niños de los Andes se adelantó un proyecto para promover la integridad y su inclusión social como recuperadores ambientales de 150 personas habitantes de calle que viven expuestos a riesgos en los canales de la ciudad. fortalecer sus proyectos de vida y mejorar sus condiciones socioeconómicas mediante la generación de ingresos, a la vez que se recuperan los canales de la ciudad.

Desde el 2010 hasta hoy, el reto ha sido afianzar en los niños, niñas y adolescentes, en el equipo directivo, el grupo de profesionales de atención y en el resto de empleados, los principios de la Filosofía SER de Papá Jaime que se fundamenta en la adopción de un estilo de vida natural y simple basado en el despertar de la conciencia, que inspira a vivir desde el amor y no desde el miedo.

Este pensamiento se ha venido consolidando día a día en una metodología, que contiene herramientas que nos indican el camino mediante el cual llevamos esta filosofía a nuestros niños.