Nuestro fundador

Conocido internacionalmente por su labor social y su contribución a la paz mundial, es originario de Colombia. Ha viajado por muchos países difundiendo su mensaje inspirador de paz y amor, así como su filosofía de vida que sirve de orientación a muchas personas. Creador de nuestra organización, la cual ha trabajado durante más de tres décadas en la recuperación de cerca de 85.000 niños que han vivido en las calles y alcantarillas de su país, y de Liderazgo Papá Jaime.

JAIME EDUARDO JARAMILLO ECHEVERRI, llamado cariñosamente “Papá Jaime”, nació el 1 de Enero de 1956, en Manizales-Caldas, Colombia. Tiene dos hijos, Esteban y Alejandra, y dos nietos, Agustina e Ignacio. Es Ingeniero Geofísico, de Petróleos y Magister en Prospección y Exploración Geofísica de la Universidad de Montana en Austria. Se especializó en Geoquímica y Mineralogía en la

Universidad de Johannes Gutemberg en Mainz, Alemania. Su labor comienza desde su etapa escolar cuando contaba con escasos 12 años, en Manizales. Organizó un programa social de ayuda para dotar de vivienda al vigilante de su colegio, programa que se convirtió después en un barrio de 77 viviendas que fue entregado a la clase social más necesitada.

Posteriormente en Bogotá, mientras realizaba sus estudios universitarios su principal preocupación fueron los niños de la calle, a quienes apoyó moral y económicamente en el campo de la educación, la salud y asistencia social.Luego viajó a Europa donde culminó sus estudios, realizó su especialización y obtuvo su Magister a la vez que se interesó en investigar los programas utilizados para la rehabilitación de los damnificados de la Segunda Guerra Mundial, como también los programas de ayuda comunitaria a los países del tercer mundo. También estudió técnicas de medicina preventiva como la Acupuntura y el Shiatsu.

A su regreso a Colombia, continuó su labor con los niños de la calle, enfocando su mayor atención a aquellos con problemas de salud: Con limitaciones de movimiento, sordomudos, epilépticos, niños con deformaciones genéticas y problemas de retraso mental, como también a los pequeños iniciados en la drogadicción, a quienes con su propio dinero les patrocinó los diferentes tratamientos e intervenciones médicas para su recuperación.

Poco a poco el grupo de niños abandonados fue creciendo y decidió entonces reunirlos bajo un mismo techo. Fue así como después de superar muchos problemas y obstáculos de diversa índole (económicos, políticos y sociales) nació la Fundación Niños de los Andes. Todo esto sin abandonar a los niños que aún sobreviven en las calles.

Visitaba los basureros, los rincones más apartados de la ciudad donde reina la miseria, el hambre, el vandalismo y la inseguridad y también las alcantarillas y túneles subterráneos donde viven estos niños como ratas, protegiéndose de las inclemencias de tiempo, de la violencia y el desprecio de la sociedad. Es de allí de donde los rescata, ganándose su confianza; poniendo en peligro su integridad personal, y más aún su propia vida.

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