Cumpliendo sueños
Nuestros niños y niñas tienen mucho por contar….
Cumpliendo sueños
Todos en algún momento de nuestra vida hemos conocido de algún caso de niños, niñas, adolescentes o jóvenes en condición de vulnerabilidad, pero pocas veces nos detenemos a ayudarles de manera efectiva pensando siempre que esa responsabilidad es de otros. Queremos compartir contigo una historia que nos muestra cómo una mano tendida en el momento indicado puede ser la única oportunidad para lograr un cambio y transformación en la vida de otros, que de otra manera difícilmente podrían lograrlo.
La historia de tres hermanos
Wilson, César y Joaquín son los hermanos Casas, cuando niños vivieron situaciones de dificultad y abandono. Durante siete años, reconocieron lo que era estar en la calle “Nos íbamos a pedir plata, a cantar en los buses y a jugar máquinas. Todo lo que recogíamos era para jugar máquinas porque mi mamá nunca vio un peso de eso”, comenta Wilson.
Aunque sabemos que hay un común denominador en muchas calles del país, niños que buscan los medios para sobrellevar la pobreza y muchas veces el maltrato y abandono por parte de sus padres o cuidadores, hoy queremos resaltar la importancia que tiene aprovechar las nuevas oportunidades que nos ofrecen, y de abrir la mente para entender que la realidad por difícil que sea, se puede cambiar con fe en nosotros mismos, pasión por lo que hacemos y un corazón capaz de amar y perdonar.
Wilson encuentra una oportunidad
Teniendo menos de 12 años, en su camino Wilson Casas encontró una oportunidad, algo distinto, una mano amiga que le mostró otro camino diferente al de las calles, es así como conoció y llegó a la Fundación Niños de los Andes, donde encontró nuevos amigos, un techo donde dormir, estudiar y aprender sobre el respeto y la convivencia. El paso de ellos por la Fundación marcó sus vidas radicalmente, no solo porque tuvieron la oportunidad de alejarse de los vicios y la amargura de las calles, sino porque también vivieron en carne propia la palabra transformación.
Estos tres hermanos convivieron con otros chicos que se convirtieron en su familia por siete años, al tiempo que estudiaron, se formaron, rieron, lloraron; ahora, observan con nostalgia las fotos que les recuerdan aquellos momentos gratos con sus amigos, disfrazados en fiestas o haciendo la primera comunión.
Afortunadamente para la familia Casas, el pasado tan doloroso en las calles ya es un vago recuerdo de la infancia. Sin embargo, son conscientes de que todavía es mucho lo que hay que hacer por los niños que ahora pasan la situación que ellos vivieron. Hoy en día sienten ganas de poder ayudar a todos, sobre todo cuando ven jóvenes en las calles, y dan “Gracias a Dios por haber salido de esa vida”.
De las calles a ser empresario
Wilson se entrenó en el SENA de la mano de la empresa Schneider Electric en la que trabajó durante nueve años y tuvo la oportunidad de realizar contratos con Pacific Rubiales y Ecopetrol, entre otras empresas del sector. Creó su propia empresa de montaje de celdas eléctricas de baja tensión en la que trabajó con ayuda de su esposa, y en la actualidad volvió a su casa en Schneider donde su trabajo y experticia son apreciados grandemente. Adicionalmente es un esposo de verdad verdad, y un maravilloso padre de familia de dos hermosas niñas educadas con disciplina y todos los valores que él y Pilar su esposa, adquirieron en sus experiencias de vida.
Joaquín también ha contado con suerte, se casó y trabaja como instalador de cielo raso, después de haber sido panadero, un oficio que aprendió en la Fundación “gracias a que aprendimos lo de la panadería, tenemos una ayuda adicional de trabajo”, dice.
César, se casó hace cinco años y tiene dos hijos por los cuales lucha y trabaja para sacarlos adelante “Ahora trabajo en la rusa, demoliendo piedra en construcción, eso es lo que me gusta hacer”.
Estos testimonios nos confirman que vale mucho la pena seguir insistiendo en despertar conciencia, y continuar con el apoyo de todos en nuestra tarea de transformar vidas, propósito por el cual hemos trabajado durante tantos años.
Si quieres conocer más sobre cómo ayudamos a las niñas y niños vulnerados, visita nuestra página web.
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